La plenitud está en …

“Si somos lo que tenemos que ser, prenderemos fuego al mundo entero”

Santa Catalina de Siena

Nos pasamos la vida creyendo que la plenitud está en las metas, en los logros trabajados y en el sudor de los esfuerzos. Y cuando vemos que lo tenemos todo, que hemos conseguido tachar las cosas de la lista, nos quedamos igual que estábamos al inicio del camino, como cuando en el parchís te toca la casilla en la que tienes que volver atrás y te quedas desilusionada porque creías que ya casi lo tenías. ¡Qué equivocados! Ni una pandemia nos hace recordarnos cuáles son las cosas que valen la pena pues, ¿acaso nos hemos vuelto mejores? No lo parece, por lo menos por ahora.

Y entre tanta meta y tanto “de oca a oca” empezamos a sentir que algo nos falta y es ahí cuando se prende la llama. Menos mal que tenemos la mecha adecuada.

“Vosotros sois la luz del mundo.”

En este momento en el que somos conscientes de lo que implica la soledad y la fragilidad es cuando deberíamos, como cristianos, y como sociedad, ser conscientes de la importancia que tiene saber estar para los demás y poder hacer que los “fuegos” se propaguen. Estamos llamados a hacer el relevo en un mundo que lo necesita más que nunca. La teoría nos la sabemos desde que somos pequeños, que tenemos que ayudar al que lo necesita, que hay que saber escuchar, ser educado… La genialidad del fuego está en darte cuenta de la felicidad que te recorre el cuerpo cuando te das a los demás, cuando no te pesa pasarte horas preparando una clase, cuando buscas la felicidad en el de enfrente, que alguien comprenda qué cosas son las que merecen la pena… cuando te sientes bien porque el mundo a tu alrededor va bien. Y al final, en ese momento, es cuando descubrimos que las listas no sirven, que las casillas no avanzan como creemos, sino que lo que necesitamos es sentirnos encendidos y llenos de vida. Es solo ahí como nos podemos enfrentar al mundo.

Mis listas están casi tachadas, me toca seguir manteniendo el fuego, pues he descubierto que es lo que me hace vibrar.

Patricia Montilla, profesora del Colegio Esclavas – Córdoba y coordinadora de los Grupos ACI