Nuestra hermana Inmaculada Romero, directora general de la Fundación Educativa ACI, nos cuenta cómo se ha vivido en nuestros colegios este primer trimestre de la «nueva normalidad».
Al contemplar el trimestre y tener que definirlo creo que la palabra más acertada es RETO. Sí, creo que todos estos meses han sido un reto superado gracias a la entrega y buen hacer de todos los miembros de las Comunidades Educativas de nuestros Centros. Y cuando digo todos, hablo de profesores PAS, familias y por supuesto, los alumnos.
Hemos vivido en medio de mucha incertidumbre, miedo al contagio, contradicciones en las normativas que recibíamos de las administraciones educativas; en medio de mudanzas, desdobles, adaptaciones de currículum y programaciones para distintos escenarios de la Pandemia. Pero todo, se ha superado con creatividad y sobre todo poniendo en juego nuestra radical vocación de educadores.
La Covid nos ha enseñado muchas cosas y quizás lo más importante ha sido saber que nuestros alumnos nos necesitaban, necesitaban volver a las aulas, sentir nuestra presencia y cercanía, a pesar de la distancia social y las mascarillas. Y esto, ha hecho que pongamos lo mejor de nosotros para hacer de nuestros colegios un entorno seguro.
Los equipos Directivos han trabajado sin descanso desde el mes de agosto, los profesores se han empeñado en tener a punto todo y responder a cualquier escenario, el personal del PAS ha colaborado en preparar las aulas y adaptar los espacios. Las familias han ayudado y contribuido con medios para dar más seguridad a los centros. Y nuestros alumnos han sido geniales, adaptándose a las nuevas circunstancias y cumpliendo todas las normas. Una vez más, la unión ante la adversidad ha hecho posible terminar un trimestre sin grandes incidencias. Los Colegios han permanecido abiertos y los alumnos han sido atendidos en ellos y en sus casas cuando se ha dado algún caso de confinamiento.
Ha sido duro no tener tiempo para el encuentro entre los profesores, las reuniones telemáticas con familias, no poder abrazar a los pequeños en sus primeros días de clase, limitarnos a entendernos con las miradas… Pero a pesar de todo, nos hemos cuidado unos a otros, hemos valorado el trabajo de cada uno, y hemos estado ahí para escuchar y acompañar a nuestros niños/as y jóvenes.
Pienso que el gran éxito de este trimestre es que nuestra educación ha seguido siendo evangelizadora: con nuevas metodologías en las clases, con nuevas formas de hacer Pastoral, que han permitido que la vida y sentido de fiesta que siempre reina en nuestros colegios, no se pierda.
Hemos terminado cansados, pero satisfechos porque no hay mejor recompensa que cumplir con nuestra misión: acompañar y educar desde el corazón.