«Quien me ve a mi, ve al Padre»

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El evangelio de este V domingo de Pascua nos redirige al contexto de la Ultima Cena de Jesús y nos sitúa en un ambiente de confidencias, intimidad y despedida.

Los discípulos están asustados hay incertidumbre, los judíos y Jesús enfrentados ¿qué sucederá con Él? ¿Será de verdad el Mesías? ¿dónde va?

Jesús es consciente de que se acerca el momento de su muerte y percibe el miedo y la ceguera de sus amigos que niegan la realidad que se aproxima, pero toca decir adiós, afrontar que aparentemente todo se va a desmoronar.

…«Y cuando haya ido y os haya preparado un lugar, volveré y os tomaré conmigo, para que donde esté yo estéis también vosotros.
Y adonde yo voy sabéis el camino.»
Le dice Tomás: «Señor, no sabemos a dónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?»

En esas horas sombrías lo que brotaría en cualquiera de nosotros es el llanto, la desesperación, la angustia. Pero Jesús, el Hijo, se abre a sus amigos mostrándoles aquello que está en el centro de su vida: su pertenencia al Padre del que se recibe continuamente.

Pero sus amigos siguen perdidos porque aún no le conocen en plenitud…

Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre; desde ahora lo conocéis y lo habéis visto.»
Le dice Felipe: «Señor, muéstranos al Padre y nos basta.»
Le dice Jesús: «¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros y no me conoces Felipe?
El que me ha visto a mí, ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: «Muéstranos al Padre»?
»

Puedes mirar a Jesús resucitado y a tu propia vida. Tal vez te sientas un poco perdido como Tomás, o tal vez, hayas empezado a descubrir quién es Jesús. Ésa es una vez más la pregunta, y la invitación de este Evangelio: descubrirlo entrando en oración, entrando en relación con Jesús y DEJÁNDOTE QUERER POR ÉL.

«No se turbe vuestro corazón. Creéis en Dios: creed también en mí.
En la casa de mi Padre hay muchas mansiones; si no, os lo habría dicho; porque voy a prepararos un lugar.
Y cuando haya ido y os haya preparado un lugar, volveré y os tomaré conmigo, para que donde esté yo estéis también vosotros.»

Graba bien estas palabras de Jesús en tu mente y en tu corazón y vive la vida desde el Misterio del Dios cercano y bueno de Jesús, el Abba:

«Creedme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Al menos, creedlo por las obras.
 En verdad, en verdad os digo: el que crea en mí, hará él también las obras que yo hago, y hará mayores aún, porque yo voy al Padre.»