Cuidando la vida recibida

cuidando_la_vida_recibida

Hoy recibimos una invitación que nace del encuentro con el Resucitado, un encuentro que provoca apertura de entendimiento y memoria, y activa la voluntad, para pasar, como Pedro, de la duda, el miedo y las mediocridades, a vivir MÁS a fondo, MÁS sensible, MÁS entregados, a vivir el “magis” en lo cotidiano, en los pequeños acontecimientos y gestos de la vida, que hacen vivir lo extraordinario de Dios en lo ordinario de la vida y nos mueve a MÁS Amar, MÁS Adorar y MÁS Servir.

Y Jesús nos lo muestra con su lenguaje sencillo, que hace fácil entender el MODO, y hoy también nos ilumina desde la significación de cada una de ellas

  • El PASTOR: el que cuida y guía, el que vela, un oficio que no necesita mucha sabiduría, únicamente la del cuidado de quien conoce, llama por el nombre, se fía y confía en cada una, un cuidado delicado, constante y fiel sin importar nada de lo que pueda suponer un estorbo…
  • La PUERTA: una puerta siempre abierta, pero estrecha, porque todo no vale, hay que estar atentos, descubrir lo que nos impide entrar, o salir. Jesús nunca cierra la puerta a nadie, da igual su pecado, límites, historia, condición… deja entrar y salir una y otra vez…
  • La VOZ: que siguen quienes la conocen, vivimos en una cultura donde son muchas las voces y gritos que escuchamos a diario (ruido, publicidad, noticias, relaciones, pandillas…), y de golpe y porrazo hemos entrado en el silencio, hasta oír el canto de los pájaros en nuestras calles…

En este tiempo de pascua confinada, de “puertas cerradas”, de “silencio” ¿cómo quiero salir, como antes, como siempre…? ¿qué quiero hacer, todo lo que no he podido este tiempo, o quizá para buscar todo lo que está deshecho, roto…?; es tiempo de estar atentos y reconocer entre otras voces, la de quien nos llama, nos reclama atención, nos necesita… y distinguir y discernir cual queremos seguir para “cuidar” desde nuestra fragilidad pero también desde nuestra capacidad para amar, dar y darnos.