Nuestra historia

Andújar

El Proyecto Córdoba-Andújar, ha sido largo y laborioso a pesar de los pocos kilómetros, que la separan, dudas, tristezas, sin sabores… pero ahora la decisión está tomada. Han llegado al Hospital Municipal, regentado por las Hnas. de la Caridad. 

El establecimiento estaba cerrado, y a la puerta, unas veces de pie y otras apoyadas en escalones o al bordillo de la calle, esperaron al amanecer, el cansancio había hecho enmudecer incluso a Ias más bromistas de la víspera.

Cuando al fin, les abrieron la puerta del Hospital, el farolillo del Portero iluminó un conjunto de rostros dominados por el sueño:»¿qué es esto, se ha despoblado un convento?    (Crónicas M. Preciosa Sangre)

Instaladas gracias a la generosidad de las hermanas, y no por ello a salvo de sobresaltos, es una vez más el detalle de las hermanas, quien dejan para la mañana del 7 de febrero la visita de un agente de la autoridad, preguntando por «las 14 jóvenes que se habían fugado y traían contrabando» (Car†a de Rafaela M“ del 7 .Feb.1877). Pero la visita solo fue aplazada, dejando guardias a la puerta del establecimiento.

A las doce de la noche, Rafaela M“, se levantó para hacer, en la  capilla del Hospital, un rato de oración, y ella y la novicia que la acompañaba, vio a los guardias que vigilaban la entrada, y el detalle no le pasó inadvertido. Solo pensaba en cómo se habría desarrollado la jornada en Córdoba. Una comisión de 10 o 12 personas, con el alcalde a la cabeza, a la mañana, se personó en el hospital preguntando el nombre de la “Superiora” -Rafaela

Porras-, reconociendo el apellido, pues era hermana de Ramón, su compañero de estudios; terminando Ia visita en una agradable «visita», pues podían campar con entera libertad. 

Más tarde escribirían: «Hay en Andújar una especie de entusiasmo, todos se han ido edificados de ella, el interés ha crecido en su favor» (D. Antonio Ortiz a la M. Pilar)

“Eran queridas por todo el pueblo”    (Crónicas M.Preciosa 5. I)

“Es para quitarse todas las penas ir allí…“ (como diría el portero)

Pensaron incluso, quedarse aquí, ¡pues el ayuntamiento les ofrecía iy gratis!… el antiguo Convento de San Juan de Dios y además se había legalizado su situación en la Diócesis de Jaén ya que su provisor les había dado la autorización. 

En esta situación, sin que hubieran acabado todas las penas,    ”…hacían en lo posible su vida ordinaria… ayudando a las hermanas”, pero aunque «esto marcha bien’ (carta a M.Pilar de D. Antonio Ortiz U. de 17 .Feb.1877), poco duró esta situación, pues de la diócesis de Córdoba salieron informes desfavorables al mismo Obispo de Jaén. E incluso las hermanas de la Caridad recibieron la orden de despedirlas. Fue entonces cuando se trasladaron a otra casa frente al Hospital (hoy derruida), gracias a lo generosidad de los mismos vecinos: “ vivimos en una casa bastante capaz y muy alegre y seguimos en parte nuestras reglas y, sobre todo, reino un espíritu de unión que admira”     (Rafaela M“ a Ana M» de Baeza, Feb de 1877)

Y en esta situación, además, a D. Antonio se le prohibía ejercer el ministerio sacerdotal en la diócesis de Jaén.

Entretanto, en Córdoba, todo era preparativos, recoger… atender a las visitas, conciliarse en amistad de nuevo con familias y hasta con los mismos eclesiásticos, situación ésta nada fácil para la M. Pilar y la hermana Buen Consejo, con alguna otra novicia. Solo Doña Angustia,  (Madre de las hermanas Malagón), seguía haciendo todo lo  posible para que las familias de las novicias no se pusieran de parte de la Curia diocesana, (como cuenta la M. Mártires).

La M. Pilar y D. Ramón Porras, junto con ella, harán una visita a las novicias para poder contar a las familias la nueva situación, e incluso el mismo D. Ramón, irá a Madrid más †arde para ayudar a sus hermanas en el traslado, pues en Andújar, las posibilidades de establecimiento se fueron reduciendo.

Con anterioridad, D. Antonio, se habla marchado para ir viendo las posibilidades de ser admitidas en la diócesis de Ciudad Real, pues había buenas noticias de su aceptación y establecimiento.

Pero de nuevo, cambio de rumbo, «Estoy enfermo, pero no es de  cuidado… “(D. Antonio a la M. Pilar).

La M. Pilar, junto con D. Ramón, salen para Madrid: ”la carta de usted de hoy, me convence, una vez más que el Padre se encuentra en  un estado muy dudosa y oscuro…”  (Rafaela M“ a Pilar., 7.Marzo.1877).

La enfermedad del Padre era más seria de lo que conocían y muere el 19 de marzo de 1877, encomendando a las hermanas al Padre Cotanilla. Será la primera vez que se pongan propiamente en contacto con la compañía de Jesús. Éste será pieza clave en estos primeros momentos después de la muerte de D. Antonio.

La M. Pilar, seguirá haciendo gestiones en Madrid, emprendiendo viaje más †arde, hacia Andújar de nuevo, con lo tratado hasta ese momento sobre el establecimiento con el mismo cardenal de Toledo, que les había dada verbalmente la autorización.

Comentada la nueva situación, la M. Pilar dijo: » …que tenían tiempo para pensarlo” (Crónicas M. Preciosa 5. I), y la repuesta de nuevo fue: “Madre, vámonos, pues ya se les hacía largo…” dos días después, de nuevo a Madrid, a buscar casa, era el 27 de marzo de 1877. 

Y la mañana del Viernes Santo (30 de marzo de 1877) se firmaba el contrato de la casa de la calle de la Bola número 12 y con todas las licencias pertinentes un nuevo horizonte se divisaba.

Carta a Andujar y de nuevo preparativos…

El día 3 de abril de 1877, «a las 3 de la madrugada «, se celebraba la Eucaristía, en la capilla del Hospital para las viajeras, que una vez más eran Peregrinas en  un camino incierto pero Ileno de esperanzas. 

A poco más de las 7 de la mañana, en el tren correos, marchan hacia Madrid, y bien entrada la noche, llegan a la estación de Atocha, paro encaminarse de nuevo a la generosidad de las hermanas de la Caridad, que las acogen en el Hospital de la Princesa.

REFLEXIÓN

Buscando en dónde echar raíces… cuál era su lugar en el mundo.

Hay un sentido especial de ser únicas, queridas. 

Da sentido al pasado, al presente y también al futuro.

Una invitación…

Conéctate con tus raíces

Busca qué cosas, expresiones, formas de ver la vida…

Son constitutivas tuyas gracias a tus raíces

¡Vámonos madre! Vámonos cuanto antes a Madrid

Una curiosa expedición formada por la Madre Sagrado Corazón y las novicias que estaban en Andújar, han llegado a Madrid. En sus caras jóvenes amanece la esperanza, a pesar de las penalidades y los contratiempos que durante éstos meses pasados han entretejido su decisión de «salvar su vocación»…

Ya están en Madrid, no ha faltado ocasión para convertir ésta historia en una auténtica leyenda, pues entre dificultades, peripecias… y humor.

3 de Abril de 1877. Bien entrada la noche, han llegado a la estación de Atocha. Después de un largo viaje desde Andújar, en un tren de tercera. El Madrid que ha acogido a las Esclavas, es el Madrid que está dando pasos definitivos para ser una gran ciudad y es ésta misma estación es la primera estación ferroviaria de renombre de la España del XIX.

Llegadas a Madrid, se encaminan al hospital de La Princesa, en la confluencia de las calles San Bernardo y Alberto Aguilera. «Qué largo se nos hizo éste camino!, -dice una de ellas-, pues además de mucha distancia, llovía y hacía mucho aire, e íbamos a pie cargadas con nuestros bultos» (Crónicas M. Preciosa).

Allí les esperaban la M. Pilar y los brazos cálidos y fraternales de las hermanas de la Caridad. Sor Francisca Sara, será de nuevo, quién personifique la hospitalidad y el cariño. «La insigne bienhechora y verdadera madre», como dirá la M. Pilar más tarde, al comunicar su muerte, en 1908, al Instituto.

Es el Hospital de La Princesa, un Hospital de acogida, construido por suscripción pública, por D. Francisco de la Serrería y del Arco, para acoger enfermos y pensionistas pobres de la ciudad, Pocos días permanecerán en el Hospital de La Princesa: el 6 del mismo Abril, por la noche, se han trasladado al piso de la calle de La Bola.