Hemos estrado este año cerrando el centenario de la muerte de Santa Rafaela María, su Pascua, su encuentro definitivo con el amor de su vida, al tiempo que en la Iglesia se ha abierto la puerta al jubileo invitándonos a ser “Peregrinos de esperanza”.
Hemos vivido un año de encuentros, peregrinaciones, celebraciones, de ahondar y profundizar en la vida de esta gran mujer que hizo de su vida “un continuo acto de amor”.
Cien años rememorados, recordados en un año lleno de agradecimiento, vivencias, historias que brotan del “árbol que sigue dando fruto”. Un árbol frondoso, universal, enriquecido por frutos de culturas, de lenguas diversas unidos por la raíz, que es Jesús Eucaristía.
Hoy, todos los que vivimos la espiritualidad de Rafaela María, damos gracias por los frutos de nuestros colegios, colegios mayores, residencias, casas de espiritualidad, Grupos ACI, de tantos grupos y obras apostólicas que trabajan para que “todos le conozcan y [Jesús] le amen”. Contemplarlos nos lleva a vivir la esperanza activa, a las que nos llama la CG XXI y que nos impulsa a seguir trabajando por un mundo más humano, fraterno y justo.
En este centenario Esclavas del Sagrado Corazón y Familia ACI hemos experimentado con más fuerza y alegría de caminar de la mano en la tarea de Reparar, amar, adorar y servir en este trocito de mundo al que somos enviados.
No podemos cerrar este año 2024 sin dar gracias por tanto bien recibido:
Al Dios de la Vida, que nos ha convocado, animado y alentado con su Espíritu.
A Santa Rafaela María que nos ha enseñado que “Dios queda, y a quién en El confía nada le faltará”
A todos los que hemos participado en esta celebración con entrega, generosidad, disponibilidad y con el convencimiento de que “solo una cosa no desaparece, el bien que hemos hecho”.
“Todos unidos en todo como los dedos de la mano” seguimos cuidando este árbol para que siga dando fruto y cobijo a tantas personas que en nuestra sociedad necesitan ser Reparadas y amadas.
