El 26 de marzo el Equipo de Formación Permanente de España convocó un Encuentro de Formación Permanente, abierto a todas las Hermanas de la Provincia, del 10 al 15 de julio en Salamanca. Objetivo: encontrarnos y conocernos mejor entre nosotras, en un contexto también de espacios lúdicos, y profundizar en “El diálogo reparador como instrumento de comunión.”
La selección de ponentes fue un acierto total: sabiduría comunicada con enorme claridad y riqueza, no sólo iluminando los problemas, las causas de los conflictos y las posibles soluciones, sino golpeando suavemente el corazón para abrirlo a las llamadas del Corazón de Dios desde los gritos o súplicas silenciosas que nos rodean.
Siempre la misma urgencia institucional: reparar la vida donde está amenazada, herida, ignorada. Dejarnos de nuevo “afectar”. La Congregación se empeña en sacudirnos, en no dejarnos dormir o dar notas desafinadas o inaudibles. Nos quiere vivas. No importa con qué edad o con qué sinfonía. “Como pueda y si no con oraciones”, nos dice Rafaela. En cualquier parte, en cualquier servicio, Cristo nos sigue llamando, como el primer día, y con Pedro queremos seguir diciéndole: “Nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido” (Mt. 19, 27). ¿Seguirá siendo verdad? ¿Podremos remontar la cuesta para ponernos de nuevo a su lado?
Las llamadas que nos han hecho los 4 ponentes: al Diálogo Reparador, al Diálogo con la naturaleza, al Diálogo en las relaciones interpersonales y al Diálogo en la Iglesia como Pueblo de Dios, han sido realmente llamadas a la conversión, a la escucha, a la valoración del otro, a la sobriedad, a la esperanza. Y como nos recordaba Nurya, con la humildad que deseaba Rafaela (“Humildes, humildes, humildes”), que no pone límites a la audacia.
Los tiempos de Grupo nos han hecho experimentar de nuevo que es posible adelantar confianza gratis, construir desde cero como Dios en la Creación. ¿Somos ingenuas? No. Este Dios creador está con nosotras, se fía de nosotras, es quien nos capacita y envía. Nos hemos sentido felices de compartir con las Hermanas desahogando el corazón en un clima de libertad y confianza. Hemos salido del grupo reconfortadas, con nuevo coraje, con lazos renovados, más creyentes, más “cuerpo”.
¡GRACIAS a la Congregación que se sigue ocupando de nosotras!
¡GRACIAS al Equipo de Formación Permanente que, a pesar del cansancio de final de curso, habéis elaborado un plan de Encuentro tan rico y equilibrado y tan suavemente motivador!
¡GRACIAS porque facilitáis que lo imposible se haga posible, a pesar de nuestros olvidos egoístas: implicarnos en una escucha más responsable y activa del hermano y de la casa común!
Ángeles Rodríguez, aci