Navidad y hospitalidad

Navidad, gran fiesta, alegría, reunión de la familia.

Es fiesta de regalos, de disfrutar con la familia de una buena comida, de adornar la casa, y así, mostrar la alegría y la felicidad que queremos para los que nos rodean.

Pero la gran celebración es que Dios viene a la tierra como un niño, a estar con nosotros, aunque ya muchos no se acuerden de lo que eso significa.

Cuando María y José llegaron a Belén, esperando al niño Jesús, buscaban una casa, una habitación donde recibirlo con todo el cariño y con la esperanza que llevaban dentro, pero nadie los recibió, no había sitio para ellos en la posada.

Eran  pobres y no tenían nada, así que se fueron por los caminos buscando algún lugar donde pasar esa noche y así encontraron una cueva con un pesebre donde colocaron al niño cuando nació, envuelto en pañales.

La luz del niño les llenó la cueva de resplandor y sonaba una música celestial. El hijo de Dios había venido a la tierra y mientras María y José lo contemplaban, llegaron unos pastores que cuidaban su rebaño y les ofrecieron sus regalos: las ovejas, la leche, el queso. Todo lo que tenían.

Hoy descubrimos, en ese pesebre, que Dios ha venido a quedarse con nosotros y nos deja un mensaje: “todos somos hermanos”.

Como ellos, están los pobres de hoy, de tantos países que oyen hablar de la Navidad y ven cómo la celebran otros con su familia. A ellos también les gustaría disfrutar con los suyos, pero no tienen casa, como el niño de Belén.

“Abrid vuestras puertas”, dice el Papa Francisco, para que pasen los que no tienen nada y esperan que alguien los atienda, pues solo buscan una vida digna.

En nuestra casa, a través de algunas organizaciones que ayudan a migrantes, ofrecemos un sitio para acoger a los que piden un techo. Así han llegado  últimamente a la Comunidad una madre africana con dos gemelos de dos años, alegres y simpáticos, que necesitaban que alguien se ocupara de ellos. Los hemos acogido con mucho cariño, ya son nuestros niños y se sienten en casa, nos van conociendo a todas las Hermanas, y sentimos que son nuestra familia, porque de eso se trata en Navidad, de sentirse en familia, la familia de los hijos de Dios.

H. Ana M. Hernáez