ATALAYA II: Amar, adorar y servir

Del 18 al 31 de julio, 10 jóvenes de diferentes ciudades de España han participado en la experiencia Magis de Atalaya (2º turno), sostenidos por tres pilares: oración, comunidad y servicio. Además del vídeo donde recogen lo vivido, tres de ellos nos escriben un pequeño testimonio:

Atalaya ha sido para mí un lugar de encuentro: con distintas realidades que no tengo en mi vida diaria, conmigo misma, con Dios y con la comunidad que allí hemos formado. Un encuentro que me lleva a seguir buscando a Dios en las cosas ordinarias del día a día. (Ester Gutiérrez, Sevilla)

Para mí ha sido soltar las riendas y dejar que Dios guiara mi corazón en cada una de las dimensiones que forman la experiencia. Gracias a Él he podido acercarme a la dura realidad de los niños del campamento y de las personas que han compartido sus vidas con nosotros, con la serenidad de saberme acompañada y, por tanto, preparada para servir y acompañar en todo lo necesario.
Con Su ayuda, hemos formado una comunidad basada en el respeto y, poco a poco, en la confianza. Hemos ido derribando nuestros muros internos para darnos hasta el extremo y así nos hemos enriquecido unos de otros, llenando nuestros corazones de nombres que ya forman parte de la historia de nuestras vidas. Y en la oración, desde un punto de vista más personal, siento que me ha invitado a descubrirle en lo sencillo. Ha sembrado la semilla que espero poder ir recogiendo cuando vuelva a mi rutina. (María Fernández, Gijón)

Atalaya ha sido un oasis donde he podido conocer la dura realidad del colectivo migrante, junto con 11 increíbles personas, con un mismo objetivo: servir a los demás creciendo espiritualmente, con la ayuda de Dios. Gracias al gran ambiente generado desde la llegada, pudimos vivir esta maravillosa experiencia con mucha intensidad, y sobre todo creciendo y madurando como personas cada día.
En el campamento y comedor social, poco a poco observamos la dura realidad que viven tanto niños como adultos migrantes en su rutina. En las formaciones, pudimos descubrir realidades duras pero necesarias de conocer y, al mismo tiempo, conocer mejor nuestra relación con Dios, todo aquello que nos sucede cuando estamos con Él.
Por último, destacar la calidad del grupo. Hemos tenido la fortuna de poder tener un aprendizaje continuo entre nosotros, gracias al cual han brotado sentimientos que lo han unido de una forma especial. Sé que pase lo que pase en el futuro, cada uno de los 11 participantes forman ya parte de mí, puesto que en esta experiencia no solo me han acompañado, sino que han pasado por mí. (Adrián Carreiro, Vigo)

Yo he vuelto a un lugar conocido pero de forma diferente, entregando mi vocación y dejándome hacer de nuevo. El Señor me ha sorprendido, una vez más, ensanchando mi corazón, haciendo hueco a más rostros e historias que tienen sed de Su amor. Atalaya es una invitación constante a descalzarme ante la vida del hermano, a dar de gracia lo que he recibido de gracia y, sobre todo, a dejar tiempo y espacio a la acción de Dios.
(Beatriz de Santos, Esclava del Sagrado Corazón de Jesús)

VÍDEO