Construir el futuro con los migrantes y los refugiados. Este es el lema de la Jornada mundial del Migrante y del Refugiado de este año. Unas palabras muy sugerentes que nos hablan de de CONSTRUIR, una manera humana de crear; de FUTURO y con ello de esperanza; de inclusión de otros hermanos que vienen de fuera y que luchan por sobrevivir a distintas situaciones y mejorar su vida.
El Papa nos invita a volver la mirada a Cristo y a su Evangelio de amor. Él nos dijo: dice el Señor: «Venid, benditos de mi Padre, y recibid en herencia el Reino que os he preparado desde el comienzo del mundo, porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; estaba de paso, y me alojaron; desnudo, y me vistieron; enfermo, y me visitaron; preso, y me vinieron a ver». Nadie debe ser excluido. Su proyecto es esencialmente inclusivo y sitúa en el centro a los habitantes de las periferias existenciales. Entre ellos hay muchos migrantes y refugiados, desplazados y víctimas de la trata. Es con ellos que Dios quiere edificar su Reino, porque sin ellos no sería el Reino que Dios quiere, dice el Papa.
Mantener siempre las puertas de la ciudad abiertas de par en par, para que puedan entrar los extranjeros con sus dones, es la llamada que se nos hace. Porque su presencia en nuestras sociedades es una fuente de enriquecimiento.
Son una oportunidad de crecimiento cultural y espiritual para todos. Gracias a ellos tenemos la oportunidad de conocer mejor el mundo y la belleza de su diversidad. Podemos madurar en humanidad y construir juntos un “nosotros” más grande.
¿Estás dispuesto a hacer algo: comprender, acercarte, abrir tu puerta?
¿Estás dispuesto a acogerlos y acoger la riqueza que son para ti, para nosotros?
Pero el futuro empieza hoy, y empieza por cada uno de nosotros.