Al terminar hoy este Tiempo de la Creación al que nos ha invitado la Iglesia, ¡Laudato si!!… es nuestro canto de alabanza, unido al deseo de que todas las criaturas gocen y canten al Dios de la VIDA! porque su amor ha vencido a la muerte y nos ha hecho hijos y hermanos, por puro derroche de su gracia.
¡Pero cuanto nos queda!, cuantos sin sabores pesan, ¡con que fuerza clama la voz de la tierra y de tantos pobres!, “deberíamos hacernos conscientes de lo que significa ser vulnerable y vivir en la precariedad a diario. Así podríamos también responsabilizarnos de las graves condiciones en las que viven otras personas y por las que hasta ahora nos hemos interesado poco o nada”.
(Papa Francisco Asamblea Plenaria de la Pontificia Academia para la Vida 27.09.2021).
Nos queda camino, pero no por ello es imposible, somos llamadas, llamados a no ser “sordos”, quienes creemos en la revolución de lo pequeño, de la fecundidad del grano enterrado, decimos ¡laudato sí! de nuevo, como Francisco, como Rafaela Mª…y apoyados en el Dios que se hace Pan y Vino, nos sentimos lanzados a comunicar con alegría, la invitación a trabajar y a gastarnos y desgastarnos, porque la decisión es nuestra, está en nuestras manos el cambio, la búsquedas de sinergias que favorezcan <la tierra nueva>, y talantes de vida consecuentes con los gritos de nuestro planeta y el dolor de tanto descartados, que no pueden esperar más.
Es la “hora de una respuesta personal y comunitaria” cada vez más coherente, para que nuestros gestos y acciones, contagien sabor a evangelio, a inculturación, a conexión, a estar en este mundo “como en un gran templo”… que diría Sta. Rafaela Mª. ¡Todos hijos y hermanos!