Las imágenes muestran cómo me siento en mi nuevo destino a Timor, no solo ahora estando ya aquí, sino cuando se me ofreció y acepté el envío.
Muchas personas, cercanas a mi edad, me decían, “cuando pensamos en jubilarnos y no hacer nada, sino descansar o dedicarnos a nuestros hobbies, tú empiezas otra etapa que parece más destinada a jóvenes”. Lo veían como una gran oportunidad que tenía de comenzar una nueva experiencia. La verdad es que no me lo había planteado así, no tuve en cuenta la edad, ni la jubilación (no entraba en mis cálculos). Pero es verdad que representa una bonita y rica experiencia: la oportunidad de conocer otra cultura y de poder aportar algo en ella, el poder vivir como Esclava del Sagrado Corazón, en una tierra en la que la Congregación está creciendo, ser yo en otro lugar sencillo y con los sencillos, los amigos de Jesús. ¡Qué más se puede pedir!
Dejar cosas materiales no me cuesta, no soy muy apegada a ellas. Dejar a las personas ya cuesta más; pero he de decir que los medios que ahora tenemos para comunicarnos son una maravilla. Ya no hay distancias, por lo que esa separación se hace más fácil y llevadera. No puedo expresar todo el cariño que he recibido de tantísimas personas para decirme adiós y desearme lo mejor. ¡Qué cercanos y qué cariñosos! Llegué muy acompañada por todos, hermanas de Congregación, familia y amigos –muchos-.
Miedos, ninguno.
Dios es el que me lleva y yo voy, como la niña, tranquilamente cogida de su mano. No tengo miedo porque siento que Dios me está acompañando. Tengo esa certeza y seguridad.
Voy de la mano y al final del camino hay luz, vida, … acogida, fraternidad.
¿Para qué? ¿Qué vas a hacer?… No me importa, seguramente poco pero eso sí, con todo el corazón.
Retos, unos cuantos, el primero poder entenderme con la gente en Tetum. Entender el país, sus costumbres y quererlos como si fuesen míos, sin juzgar ni ridiculizar, sin comparaciones.
Deseo mantenerme abierta a lo que cada día se me presente, con serenidad.
No puedo negar que esto me gusta, no la aventura en sí, sino la aventura por el Evangelio.
María Llano Sánchez, Esclava del Sgdo. Corazón de Jesús