El Evangelio de este 2º domingo de Pascua nos reta a creer sin ver, sin tocar como lo hizo Tomás.
Se nos invita a creer en el Amor sin límites e infinito de Dios por nosotros. Si lo hacemos somos DICHOSOS.
DICHOSOS por saber que Jesús es el centro de nuestra vida.
DICHOSOS de saber y experimentar que su amor no tiene límites, que no nos juzga, como no hizo ante la incredulidad de Tomás.
DICHOSOS si nos hacemos testigos de este Jesús-Vivo-Resucitado.
DICHOSOS porque somos capaces de salir de nosotros mismos y acercarnos al que más lo necesita.
DICHOSOS de saber que no caminamos solos en este seguimiento, que somos comunidad que parte y se comparte.
DICHOSOS porque somos invitados a confiar. “Señor mío y Dios mío”